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El Secreto sobre el secreto en Yo Soy La Vid Verdadera al descubierto

20/04/2021

yo soy la vid verdadera

Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé mucho más fruto. «Tu madre era como una vid en tu viña, plantada junto a las aguas; estaba llena de frutos y ramas por la abundancia de aguas. La palabra aramea “Abba” se piensa que es un término muy íntimo para “Padre”, insinuando que los que lo utilizan para referirse a Dios disfrutan de una relación próxima con él. Jesucristo utiliza el término como consecuencia de su condición de Hijo de Dios, los fieles podemos usarla como consecuencia de nuestra condición de hijos adoptivos de Dios por la fe.

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Otros podrían decir, es un bien símbolo, es buen retrato de palabras pues habla de dar fruto de ser fructífero, el resultado de estar en Cristo, siendo manifiesto. Otros afirmarían, ilustra dependencia, como dijo nuestro Señor, “Apartaos de mí, nada podéis llevar a cabo”. Ilustra ese género de dependencia, toda la vida viene de la vid. Destaca pertenencia, si usted está conectado, usted pertenece. En este momento, debe ser bastante obvio, desde esa oración final, como es el punto de esta analogía. O sea acerca de una vid y pámpanos y ofrecer fruto que prueba que alguien es un acólito verdadero.

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Entre las partes más importantes de una planta son las ramas. Sin ellas, la planta no puede producir frutos. En el relato bíblico de la vid, Jesús afirma que el labrador es su Padre.

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Los había amado al máximo, los había consolado con las palabras del capítulo 14 de Juan. Ciertos alumnos de la Biblia aseguran que las ramas estériles son cristianos que no dan fruto espiritual. Como siempre, no obstante, debemos mirar el contexto para obtener la mejor respuesta. La viña se ha empleado de manera simbólica en las Escrituras.

Así como el labrador poda sus viñedos, Dios corta la madera muerta de entre sus santos y poda la madera con vida . Primeramente, la vid es una planta que produce muchas uvas, pero también muchas ramas (pámpanos). Por lo cual, merece un cuidado constante gracias a sus ramificaciones, para esto es muy importante la tarea de un labrador, para ofrecerle este cuidado incesante a la planta, para que dé mucho más fruto.

Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco nosotros, si no permanecéis en mí. En las Escrituras acostumbramos a leer de vides y uvas, pero el cultivo de la vid no es tan simple como el del zapallo, ya que se precisan el tiempo adecuado y conocimientos de cultivo especialistas para conseguir una viña fructífera. 8En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis bastante fruto, y seáis de esta forma mis acólitos. 5Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis llevar a cabo.

18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo ofrecer frutos buenos. 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. El ser humano es egoísta por naturaleza, hace cosas que no debe realizar.

Él era el que cuidaba el dinero, aquel en quien confiaban. Estaban tratando de comprender sencillamente ¿cómo sucedió? Él afirma, hay pámpanos que tienen una apariencia externa de apego, pero no dan fruto. Y él debe estar pensando en Judas, Judas quien había estado en conexión próxima a él, él se ha ido para acabar en el infierno eterno. Y, en verdad, la Biblia dice que se fue a su lugar, dice que podría haber sido mejor para él si no hubiese nacido.

Por favor, responda para corroborar su registración. Padre, nuevamente en esta mañana estamos tan bendecidos, juntos, tan agradecidos. Pedimos en este momento que tú confirmes a nuestros corazones la verdad y la desates en toda vida para cumplir tu propósito. Usted tiene la posibilidad de quejarse en autocompasión y estarse revolcando en decepción, quejándose, lleno de ansiedad. En el momento en que las cosas no salen como usted cree que tienen que salir, usted tiene la posibilidad de ver hacia el cielo y decir, “Dios, te agradezco.

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