1 pedro
Merece la pena nombrar que, si bien Beelzebú era únicamente un ídolo impotente, Jesús no aseveró este suceso sino que se sirvió de las ideas de sus adversarios para ridiculizarlos. El no reconocía verdaderamente la existencia de un dios viviente llamado Beelzebú, como tampoco aceptaba la idea de que existieran diablos que verdaderamente pudieran tomar posesión de seres humanos. Según los pasajes arriba convocados, vemos precisamente que la enseñanza bíblica es que el pecado que comete el hombre se origina absolutamente en su propio corazón perverso; no hay la menor sugerencia de que un tentador inmortal induzca al hombre en el pecado.
Ahora hemos citado que hay pasajes en el Nuevo Testamento que encarnan al pecado bajo el nombre de demonio o Satanás, y estos textos van a ser considerados en la presente sección. Sin embargo, antes de empezar, sería aconsejable dirigir nuestra atención a la clara enseñanza de las Escrituras sobre el pecado; sobre la razón por la cual el hombre peca; y sobre el medio de la eventual eliminación y destrucción del pecado. Nuestra investigación bíblica ha revelado que los términos demonio y Satanás no mencionan a un interesante inmortal. No obstante, hay pasajes en los que estas palabras mencionan a ciertos individuos en particular, y consideraremos estos dentro de poco. En esta sección, analizaremos ciertos pasajes del Antiguo Testamento que generalmente son considerados como prueba de la presencia de un ángel caído como agente del mal.
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Si un asna ha podido ser dotada del charla, una capacidad afín pudo asimismo haber sido dada a la serpiente. Génesis capítulo 3 no relata la presencia de un monstruo sobrehumano de maldad. La iniciativa debe haberse formulado anteriormente en la mente del lector de la Biblia, pues no está en el texto bíblico.
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1 pedro
Para los helenos, los daimonia no eran los dioses primordiales o celestiales; en verdad, estos no intervenían directamente en temas terrenales, sino confiaban la dirección de las actividades humanas a los daimonia. En esta situación, no es sorprendente que los daimonia fuesen elementos de reverencia en el pensamiento de los hombres, con una mezcla de esperanza religiosa, temor, dependencia, y adoración. Se creía que ellos eran los distribuidores de los beneficios o castigos de los enormes dioses a la raza humana. Los griegos creían además de esto que estos espíritus de fallecidos podían tomar posesión de humanos y aun de ídolos inánimes, y que a través de algunos encantos y hechizos podían ser expulsados de aquellos de los que habían tomado posesión.
Cuídense de su gran enemigo, el diablo, pues anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién comer desaforadamente. Sean reservados y manténganse lúcidos, porque su enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. En este pasaje, debemos tener en cuenta visto que la primera oportunidad que aparece la palabra satán, fué traducida «contrincantes»; pero la segunda vez ha sido transcrita, sin traducir, en la forma «Satanás.» No hay ninguna justificación para este cambio. Esos que le devolvían mal por bien eran satanes o contrincantes para el salmista. Era únicamente justo que en el momento en que el adversario fuera llevado a juicio a su vez, también tuviera a su lado un adversario, en un caso así un adversario justo, para exponer sus delitos y asegurar su castigo de la misma manera en que él perseguía a otros. Si bien el término «diablo» no ocurre en el relato de la tentación de Adán y Eva, bastante gente piensan que un ángel maligno les charló a través de la serpiente, la que tentó a nuestros primeros progenitores y los logró pecar, incitándoles a comer de la fruta prohibida.
En muchos casos, lo aclararía, realizando ver que al igual que en los tres casos arriba nombrados, la palabra «diablo» no destina un monstruo maligno, sino el pecado, o alguno de los individuos u organizaciones humanas que lo practican. Cada apariencia de la palabra debe ser estudiada en su contexto para poder ver precisamente a qué o a quién tiene relación. No será posible comentar en este folleto todos y cada uno de los pasajes, pero consideraremos los más típicos.
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Los guardabosques que los han estudiado en su estado salvaje dicen que nunca se debe ofrecer la espalda y correr en frente de un león atacando. Los leones están acostumbrados a que sus víctimas escapen, pero parase estable de pie y enfrentarlos, los desconcierta y confunde. En la mayoría de los casos el león se detendrá y se va a ir. Finalmente el apóstol pide que todos oren por todos y cada uno de los santurrones y por esos que predican su palabra para que de esta manera el cristianismo predomine contra cualquier arma del demonio. él es el que nos tienta para que caigamos en el pecado, lo hizo con Jesus en el desierto, tentó a Eva en el huerto del Edén, tentó a David para que censara el pueblo y no confiara en Dios.
El resultado de nuestro estudio del uso de las expresiones diablo, demonio y Satanás en las Escrituras nos enseña claramente que no incluye ninguna enseñanza concerniente a un tentador inmortal. En verdad, la iniciativa procede de los tiempos en el momento en que el hombre era dominado por supersticiones y regido por sus emociones y temores, antes que por la razón y la luz de la Palabra de Dios. Al principio del libro, en el primer versículo, se nos dice claramente que trata de cosas «que tienen que suceder próximamente.» El libro fue escrito precisamente 100 años tras Cristo, múltiples una cantidad enorme de años después de que Adán y Eva fueran tentados y pecaran en el Edén. En consecuencia, el pasaje no puede referirse a la introducción del pecado en el mundo. seguramente simboliza la victoria de los apóstoles que consiguieron detallar la iglesia del primer siglo a pesar de la oposición de los contrincantes del evangelio, los judíos y los romanos.
- Entonces todo el propósito de su vida se habría fallido, en tanto que si no hubiese entregado su historia, no habría habido salvación para los hombres.
Su enemigo el diablo anda por ahí como un león rugiente intentando encontrar a quién comer desaforadamente. Tu enemigo el demonio ronda como león rugiente buscando a quien devorar. Sed sobrios, y velad; porque vuestro contrincante el diablo, cual león rugiente, anda alrededor intentando encontrar a quien comer desaforadamente.